Saúl Góngora, orureño que vive en Baltimore, Estados Unidos hace más de 14 años, ha pasado un calvario para que pueda cobrar la Renta Dignidad en Bolivia que por ley le corresponde.
Sin embargo, tuvo que retornar al país del norte después de haber pasado un calvario para cobrar la pensión que se paga a todos los bolivianos mayores de 60 años. Sufrió mala orientación y burocracia en el trámite administrativo en algunas instituciones como la Autoridad de Fiscalización y Control de Pensiones y Seguros (APS), el Servicio de Identificación Personal (SEGIP); el Tribunal Electoral Departamental (TED) y otros.
“Vuelvo a Estados Unidos despreciado en mi propio país. Apenas pude cobrar mi Bono Dignidad de un año y no de los diez como correspondía. No encontré predisposición en ayudarme. Son como máquinas los que atienden, no entienden nada y no colaboran”, cuenta Góngora antes de retornar a Estados Unidos hace un par de semanas.
APS Vivian Balderrama, supervisora de la APS Cochabamba, explicó que al denunciante no le corresponde el pago de la Renta Dignidad con carácter retroactivo de 10 años.
No se puede dar la Renta a personas que viven fuera del país. La ley establece que este bono es solo para quienes residen en Bolivia.
Tampoco pueden dar de los últimos 10 años. “Solo se puede dar de un año como retroactivo”, sentenció.
El orureño estuvo en la Capital folclórica entre dos a tres semanas para cobrar el bono que el Gobierno otorga desde el 2007.
A los 70 años, tuvo que hacer entre cuatro a cinco filas en el SEGIP, otras cuatro en el TED y otra en una de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
Góngora se fue de Bolivia a Baltimore en 1999, pero su calvario empezó el 2015 cuando fue al Consulado de Bolivia en dicha ciudad norteamericana a renovar su carnet de identidad. Ahí le dijeron que estaba compartiendo su número de cédula con 15 personas más en diferentes ciudades del país (Oruro, Cochabamba, Tarija y otros).
“Claro que a un comienzo empecé los trámites en Estados Unidos, pero supuse que sería mejor hacerlo en Oruro y por eso vine a Bolivia. Lamentablemente me salió más complicado, pese a que hice todo para regularizar mis documentos, primero, y después intentar cobrar la renta”, acota Góngora.
Una que vez que estuvo en Oruro, presentó documentos y cartas indicando que él era el dueño de ese número e hizo todo un trámite. Finalmente, le dieron una Resolución Administrativa de la Dirección Nacional de Investigaciones de La Paz con su número correcto. “Me dijeron que desde entonces ya no tendría problemas para renovar mi cédula”, dijo.
Pero, el calvario para Saúl no terminó ahí. Se aproximó al SEGIP y observaron que los apellidos de sus papás no coincidían. Le enviaron al TED. Le pidieron un certificado de matrimonio de sus padres. “Gracias a Dios que una funcionaria me certificó la documentación y nuevamente con eso me fui al Servicio de identificación”.
Y otra vez en el SEGIP le dijeron que su número de identidad también lo tenía otra persona de apellido Aguilar, quien había sacado su documento en 1928.
“Pero, tengo una Resolución Administrativa de La Paz, les dije. Eso lo hicieron los policías y ya no tiene validez, me respondieron”, cuenta Góngora.
Le propusieron que si quería resolver el problema rápido le aumentarían dos dígitos a su número de cédula. “Yo no acepté y me dijeron que si no aprobaba tendría que esperar unos seis meses y si aceptaba lo harían inmediatamente. Ante la premura y la necesidad tuve que aceptar. Me sacaron la foto y me dieron el nuevo carnet”, explica.
Después, el orureño se fue al Servicio Nacional del Sistema de Reparto (Senasir) para tramitar su jubilación y ahí le observaron la fecha de la Resolución Administrativa de La Paz.
Finalmente, se fue a la Vitalicia (Entidad Gestora de la Renta Dignidad concluyó el 31 de enero de 2016), de donde la APS era parte. Pidió cobrar por los diez años que le tocaba recibir.
“Solicité que se me pague con carácter retroactivo y me dijeron groseramente que no me iban a pagar de los 10 años, sino solo de uno porque así dice la ley. Al final tuve que aceptar”.
Le dieron una ficha para que vaya a registrarse a la Cooperativa Cristo Rey, para que a través de esa institución financiera le pagasen de un año.
“En Cristo Rey me atendieron muy bien. Una excelente atención. Me registraron y ya estaba listo para cobrar”, sentenció.
Góngora se encuentra ya en Estados Unidos y se fue triste por todo el calvario que pasó en su propia tierra y por no haber logrado cobrar de los diez años la Renta Dignidad.