domingo, 13 de octubre de 2013

Un orureño ‘metedor’ echó raíces en ‘Guayará’

Oswaldo Rosales Antezana tiene el perfil del hombre de espíritu emprendedor y tenaz que no retrocede ante las adversidades que la vida le plantea. No bajó los brazos incluso después de haber sufrido un aneurisma cerebral y desprendimiento de retina.

Es un orureño ‘metedor’ que, junto a su familia, actualmente administra el confortable hotel De la Cruz en Guayaramerín, tierra caliente al norte del departamento de Beni y con un importante movimiento comercial por su cercanía fronteriza con Brasil. Don Oswaldo nació en la ciudad de Pagador el 12 de enero de 1952 y con 16 años de permanencia considera echadas definitivamente sus raíces en ‘Guayará’.

Él y su esposa, Mercedes, son padres de Mauricio (31), ingeniero agrónomo que radica en Trinidad; Alejandro (28), que es piloto civil; Mariana (27), a cargo de la cocina del hotel; Valeria (26) y Daniela (23) que estudian Gastronomía y Medicina, respectivamente, en Cochabamba, mientras que Estéfani (18) está a punto de terminar el bachillerato y quiere estudiar Abogacía.

Logros diversos

Nuestro personaje tuvo, además, una destacada trayectoria como corredor de motos y de autos; entre 1974 y 1978 fue cuatro veces campeón nacional en motocross y velocidad, mientras que compitiendo junto a grandes figuras de la época como Armin Franulic, Armando Paravicini, los hermanos Méndez y Mario Veintemillas, entre otros, fue subcampeón de automovilismo al promediar la década de los 80.

En ciclismo también ganó varias pruebas departamentales y nacionales.

Se recibió como técnico mecánico en Córdoba (Argentina) y siguió estudios de Ingeniería Mecánica en La Paz antes de trabajar durante una década en la firma SACI y fundar luego su fábrica de fideos Real, que trasladaría más adelante a San Borja, donde en 1996 se hizo cargo de una agencia de venta de motocicletas Jawa y formó su empresa de transporte urbano con una pequeña flota de camiones y vagonetas.

En julio del mismo año se instaló en Guayaramerín y cuando por un robo le desmantelaron su fábrica de fideos, abrió una agencia de viajes y se hizo cargo de la administración del hotel De la Cruz y tiene, también, algunas concesiones mineras auríferas en Cachuela Esperanza. Don Oswaldo dice que trabajando codo a codo con los suyos, con empeño y honestidad, pudo salir adelante en todos sus emprendimientos.

“En cada caso, Dios se encargó de acomodar las cosas, todo lo que tenemos es fruto de nuestro trabajo y por esa razón podemos dormir tranquilos”, concluye